Exposición: "Emboscados"
- 09/10/2025
- 03/11/2025
- CENTRO CULTURAL "LAS CLARAS"
- Exposiciones
- Sala Hebraica
El Centro Cultural "Las Claras" acoge "Emboscados, " una exposición de fotografías de Nicanor Gl y haikus de Juan Ramón Santos que retratan la naturaleza, la huida y la intemperie.
"Situado en la solana del Valle del Jerte, con vistas a la Sierra de Tormantos, y muy cerca del pueblo serrano de El Torno, el “Mirador de la memoria” rinde homenaje a los olvidados de la Guerra Civil española y de la dictadura franquista. Añadiría que también a los perdedores de todas las tiranías y todas las guerras. En unas montañas, por cierto, donde se ocultaron algunos maquis después de la contienda. En este lugar privilegiado –donde el paisaje, como en el poema de Leopardi, evoca el infinito– se instalaron en 2008, sobre canchos imponentes, las esculturas de Francisco Cedenilla Carrasco que representan a cuatro figuras humanas desnudas. Tres hombres –uno de ellos anciano pensativo con las manos en la espalda– y una mujer –que se lleva un brazo a la cabeza–. Todas de tamaño natural.
Son las que ha fotografiado con poesía, verdad y belleza Nicanor Gil González. En blanco y negro (salvo excepciones), que no deja de ser el verdadero color de la fotografía. Al menos el que uno (y no solo) prefiere. El más clásico y elegante, me atrevería a decir. También el más misterioso. Por añadidura, el más sobrio. En consecuencia, el más adecuado para reflejar el extrañamiento y el dolor, como hace al caso.
Además de las figuras solitarias (a pesar de mostrarse en conjunto, cada una parece ensimismada, la mirada perdida y la cabeza encorvada), Gil González retrata los árboles, el bosque y el agua.
La luz es escasa. Matizada siempre. Melancólica. O está nublado o hay niebla o amanece o anochece.
Me gustan especialmente las sugerentes, invernales imágenes de las riberas del río Jerte, convertido en pantano, al pie de los altos riscos del mirador torniego. A esas impactantes imágenes les ha puesto palabras Juan Ramón Santos Delgado. En forma de haikus, que no deja de ser una loable manera de transcribir emociones y pensamientos sin alardes ni alharacas, con la misma concisión, sencillez y sobriedad con la que están tratadas las fotografías.
La serie, titulada “El emboscado”, contiene en paralelo una suerte de relato; una peculiaridad propia del Santos Delgado narrador. En el centro de la historia, la huida. Se aprecia, asimismo, una violencia soterrada, trágica. Se suceden las impresiones del fugitivo que, escondido en las cumbres, sobrevive a la dura intemperie. La de afuera y la de dentro, acaso la más dura. En un tiempo que parece detenido.
La naturaleza se muestra de forma omnipresente, como es lógico. Ramas (“seca”, “minúscula aliada del fugitivo”), retamas, hojas, lluvia, nieve, riachuelos, mariposas, encinas... En poemas tan orientales como “Los grillos cantan / en la noche de agosto: / tiempo infinito”. Y en otros de tono metafísico como “Somos un sueño / que sobrevive oculto / en la hojarasca” y “Suena la lluvia / y un silencio de siglos / inunda el bosque”. Algunos expresan sentimientos dolientes: “El lobo aúlla. / No es más feroz su llanto / que mi lamento”. “El mirlo canta / fúnebre, desde lo alto, / su nunca más”. En medio de la soledad, el silencio, la desolación y el miedo, ante el amor fugaz, fulge la constatación que nos descubre el último poema: el humano consuelo de quien, muerto ya en vida, sabe que ni se le puede matar ni puede volver a morir."
Álvaro Valverde